61 años, nacida en Rímini, ha vivido en Milán durante más de 50 años. Tras haber trabajado durante más de veinte años en una multinacional de telecomunicaciones, entiende que, vista la predominancia de la economía, el mundo no puede cambiarse solo con el compromiso político. Deja su trabajo y durante 20 años se dedica a actividades de voluntariado que contribuyen de forma concreta a la construcción de un mundo mejor, en concreto el comercio justo y solidario, que permite construir relaciones humanas y comerciales que enriquecen a ambas partes de forma paritaria, y la finanza ética, que considera el dinero no un fin sino un medio para realizar proyectos útiles para la comunidad y el medio ambiente. Recientemente toma conciencia de que tampoco estas actividades son suficientes, ya que los recursos naturales del planeta se agotarán muy pronto debido a nuestro desordenado modo de vida: deja Milán y se traslada al campo a una localidad de las colinas de Parma, donde es posible vivir de forma más sostenible con el medio ambiente, en armonía con la naturaleza y todos los seres vivos.