Más de 60 años de trabajo y aún con ganas de hacer algo innovador. Tras sus primeros varios trabajos de chiquillo decide especializarse en las obras de herrería y consigue encontrar un buen trabajo con el que se convertirá en su suegro. De él aprende su arte y lo desarrolla, con la intuición de dar forma al hierro, y en los años 70 le traspasa la empresa. Ahora, con diferentes maquinarias y herramientas configuradas y experimentadas por él mismo, es capaz de curvar y trabajar hierro, aluminio y acero: «el metal en todas sus formas». Aunque ya es bisabuelo todavía no ha parado de investigar y superar con optimismo nuevas metas, y desea experimentarlas también en su amada actividad en los campos de Rímini en los que siempre ha vivido.